Soy artista visual chilena descendiente japonesa. He cursado estudios en diseño y artes, en la Universidad de Chile, centrando mi obra en el espectro de lo fotográfico. Me interesa generar imágenes sobre las posibilidades de representación para las realidades fuera de los estereotipos, principalmente orientadas a cuestionar, a través de estrategias que rozan la apropiación y la performance fotográfica, las construcciones sociales sobre lo que es correcto o lo establecido.
He participado en residencias artísticas del FIFV, con Max Pam y Matt Siber; talleres con Luis González Palma, Nelson Garrido, Nathalie Goffard y Curatoria Forense. Y expuesto, individual y colectivamente, en diversos espacios culturales en Chile, Uruguay, España y Alemania.
Dirigí por años Revuelta, un proyecto transdisciplinario, itinerante y contracultural, donde hicimos 12 eventos performáticos cada uno con la participación de numerosos artistas, en Santiago y Montevideo; actualmente inactivo pero latente. Desde el año pasado me encuentro indagando en la escritura.
¿Cómo viviste el proceso de creación para Ofrendas Fotográficas?
El proceso artístico de ofrendas fue un espacio distinto de creación, principalmente por el formato colectivo y de acompañamiento que propusieron Andrea y Gabriela, donde pude ver de cerca los procesos creativos de otras mujeres fotógrafas y aprender junto a ellas sobre artivismo, lo que nos hizo enfocar de una manera más comprometida y conectada todo el proceso de obra.
Respecto de mi proceso individual fue complejo encontrar desde donde abordar el tema, por la violencia, dolor e injusticia histórica que lo constituyen. Finalmente derivé en usar un tono de humor negro absurdo con imágenes icónicas de los medios, que incluyen la deconstrucción de estereotipos de género y gráfica de emergencia llevada a lo doméstico.
¿Cómo percibes la situación de violencia hacia mujeres y disidencias en Chile, comparado con el año 2015 cuando se inició este proyecto?
Desde el 2016 a la fecha, en lo personal he dejado de ver noticias en medios de prensa, sin embargo, veo constantemente personas buscando a mujeres perdidas en redes sociales, denuncias públicas de golpizas a mujeres lesbianas o violencias motivadas por el transodio. En estos años he sabido de mujeres cercanas que han sido víctimas de acoso sexual e incluso violación. Creo que permanece la impunidad, por lo mismo pocas mujeres denuncian y se ha normalizado no hacer nada al respecto, además el proceso sigue siendo una revictimización para quien sufrió el ataque.
Personalmente creo que los mayores responsables de esto son los medios de comunicación, que siguen repitiendo el discurso dominante. Se siguen mostrando estos crímenes machistas y de odio como eventos pasivos que les ocurren a las mujeres, rara vez se menciona a los culpables. Y en redes sociales pasa lo mismo. Últimamente se me hizo difícil ver un bombardeo de imágenes pornográficas del genocidio al pueblo palestino, o también imágenes de violencia contra los animales, sin embargo sigue siendo un pezón la imagen que han definido como lo más aberrante que se podría mostrar y automáticamente se censura. Y así, se construye realidad y se sigue demonizando el cuerpo femenino, e infantilizando y animalizando la capacidad masculina del control de impulsos.