El año 1984 Mónica Briones fue asesinada a golpes y patadas en pleno centro de Santiago. Su muerte que continúa en la impunidad, marca un hito respecto de la violencia ejercida hacia las mujeres y en particular hacia la mujer lesbiana.
El silencio permanente sobre la violencia, la historia de Mónica Briones, mi fotografía y el activismo que articula mi trabajo han hecho que desde ahí proponga la propuesta fotográfica.
Mi interés es; a partir de las experiencias de vida, desde la noción de existencia encarnada que propone Merleau-Ponty, establecer un ejercicio de memoria mediante la reconstrucción de una escena muerte a través del relato de los testigos y que es evocado en la imagen, además, de espacios distintos y significativos para Mónica Briones, así tensionar y problematizar desde el presente, la cotidianeidad de la violencia ejercida hacia las mujeres, aún después de 30 años.